La crisis del crédito hipotecario en EEUU terminó con el boom inmobiliario e hizo temblar los mercados mundiales en septiembre, y continúa pendiendo como una amenaza sobre el crecimiento, acompañada de sombríos vaticinios sobre la economía global realizados por las máximas entidades oficiales del sistema. El dato decisivo en esta caída generalizada de los mercados continúan siendo -según coinciden la mayoría de los analistas- el derrumbe del dólar y la escalada de los precios del petróleo y su impacto sobre los mercados y la economía global.